Las benzodiacepinas son una clase de fármacos utilizados por sus efectos sedantes, ansiolíticos, relajantes musculares y, en ocasiones, hipnóticos. Estos fármacos actúan potenciando la acción del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor cerebral responsable de inhibir la actividad neuronal. Al potenciar el GABA, las benzodiacepinas reducen la actividad excesiva en determinadas partes del cerebro, lo que produce un efecto calmante.
La historia de este medicamento
La historia de benzodiacepinas comenzó en la década de 1950, cuando el químico Leo Sternbach descubrió la primera benzodiacepina, el cloordiazepóxido (marca Librium), mientras trabajaba en Hoffmann-La Roche. Posteriormente, en 1963, descubrió el diazepam (marca Valium), que se convirtió rápidamente en uno de los fármacos más recetados del mundo por sus propiedades sedantes y ansiolíticas.
Alternativa más segura
En un principio, las benzodiacepinas se consideraron una alternativa más segura a la primera clase de sedantes, los barbitúricos, por su menor toxicidad y riesgo de sobredosis. Rápidamente se popularizaron por su eficacia en el tratamiento de trastornos de ansiedad, insomnio, espasmos musculares, epilepsia y síndrome de abstinencia alcohólica.
Ventajas e inconvenientes de las benzodiacepinas
Aunque las benzodiacepinas tienen muchos beneficios terapéuticos, también presentan inconvenientes. Su uso prolongado puede provocar tolerancia, dependencia y síntomas de abstinencia al dejar de tomar el fármaco. El abuso de las benzodiacepinas también puede provocar adicción y graves problemas de salud.
Los diferentes tipos y el desarrollo
A lo largo de los años, se han desarrollado distintos tipos de benzodiacepinas con diferentes perfiles de eficacia, duración de acción y efectos secundarios. Aunque se siguen recetando ampliamente, hoy en día las benzodiacepinas se prescriben con más cautela debido a su potencial de abuso y adicción, y a menudo sólo se recetan para un uso a corto plazo o en casos en los que otros tratamientos resultan ineficaces.